La mayoría de personas sienten una aversión natural por los conflictos. Cuando tenemos que abordar un problema difícil, en cualquier grupo o equipo de trabajo, sabemos que se producirá un conflicto y esto hace que la situación se viva como peligrosa y por tanto indeseable. Cuando la organización tiene que generar un cambio es su estructura o gestión, por más insignificante que éste sea, se generará un conflicto.

Los conflictos profundos se originan por la contraposición entre creencias diferentes. Paradójicamente, las diferencias en los puntos de vista son el motor del progreso y desarrollo de las personas y de las organizaciones a las que pertenecen. Por este motivo, el coaching se está perfilando como un modelo de intervención fundamental a la hora de resolver conflictos. El coaching ayuda a las personas a afrontar sus creencias limitadoras y a buscar nuevos puntos de vista para avanzar en la consecución de las metas deseadas. El coaching dirigido a la resolución de conflictos ayuda a generar un entorno de confianza que permite encontrar soluciones sinérgicas que beneficien a todas las personas implicadas.

En qué consiste un proceso de coaching para resolver conflictos en las organizaciones:

  • En impregnar a la organización de confianza para conseguir los cambios deseados.
  • En revisar y poner de manifiesto las emociones y valores implicados.
  • En identificar las actitudes, las emociones, los valores y los hábitos e implicaciones en el conflicto.
  • En la utilización de las metáforas para inspirar el cambio deseado.
  • En identificar el conflicto personal a través de conversaciones transformadoras.
  • En iniciar la resolución de conflictos con el cambio de paradigma.
  • En entender e interiorizar la mentalidad Ganar-Ganar para resolver conflictos.