¿Qué es esto de gestionar a tu jefe? Para mí, gestionar al jefe es poner los medios para facilitar la relación entre ambos, permitiendo una comunicación fluida y que, en la medida de lo posible, aporte a ambas partes un nivel de satisfacción que permita ir a trabajar con el ánimo suficiente como para centrarse en las tareas y responsabilidades asignadas y no en discutir o actuar para que las cosas no exploten.

Como en toda relación, la responsabilidad es de los dos. Así, si la relación con nuestro jefe es mala, antes de echarle la culpa de todos nuestros problemas, deberíamos analizar profundamente cuanta responsabilidad tenemos nosotros y qué podemos hacer.

Entre los pasos que deberíamos dar y que facilitan esta relación, estaría el identificar los objetivos de nuestro jefe y reconocer las presiones a las que se encuentra sometido. Intentar comprender su perspectiva nos permitirá ver la realidad con otros ojos  favoreciendo que nos comuniquemos de forma efectiva para  gestionar la relación con mayor éxito.

Suponer que sabes instintivamente lo que tu jefe quiere te puede crear problemas, por lo tanto, te aconsejo que le preguntes si fuera necesario que quiere de verdad. A mí me ha resultado siempre de gran utilidad. A modo de ejemplo te presento algunas preguntas:

  1. ¿Qué esperas de mí en esta responsabilidad/proyecto/etc.?
  2. ¿Cómo sabremos que estoy haciendo bien el trabajo?
  3. ¿De qué problemas quieres estar informado y cuándo?
  4. ¿Qué tipo de información necesitas y cuando quieres que te la comunique?

Ya sé que conseguir que una persona ambigua comunique sus expectativas es complicado, yo en algún momento de mi carrera profesional lo he vivido, por lo que una solución que yo he utilizado es realizar un borrador con una propuesta y mandársela para su aprobación, posteriormente sería conveniente mantener una reunión cara a cara revisando punto por punto.

Al igual que tu jefe, tú también tienes tus expectativas y lo que esperas de la relación mutua. Por ejemplo, tú consideras fundamental tener una reunión semanal o mensual para hacer seguimiento y compartir información o puede que necesites más apoyo de su parte para una situación complicada. Pues comparte esas expectativas, no des por hecho que la otra persona lo sabe.

Mi experiencia personal, en la que he tenido diferentes jefes y he sido jefe, me hace conocer las dos caras de la moneda, por lo tanto, creo que es sano y práctico reconocer que nuestro jefe es humano y que puede fallar. Su tiempo no es ilimitado, no posee todo el conocimiento que quisiera (o quisiéramos), y no tiene la capacidad de leer la mente.

Desde la óptica del jefe, una de las peores pesadillas para un jefe es estar rodeado por colaboradores en quienes no puede confiar. Por eso, una de las estrategias fundamentales para construir una buena relación es generar la seguridad y tranquilidad necesarias como para que él pueda delegar en nosotros con plena confianza, encontrando una auténtica ayuda y no una amenaza.

Es nuestra responsabilidad como profesionales que somos, aportar valor y tener la capacidad de influencia en el jefe para aportarle ideas, saber decir «no» de forma razonada y constructiva en beneficio del interés del equipo.  Además, en ocasiones se debe ser firme y atrevido.  Por ejemplo: «Permíteme mostrarte la lista de cosas pendientes que tengo, si no quito alguna no cumplo con el plazo de entrega».

En la carrera profesional, el jefe tiene un gran impacto y en muchos casos la primera causa para querer dejar una compañía es precisamente nuestro jefe. Por tanto, por la calidad de vida a corto plazo y por la carrera profesional a largo plazo (ver artículo 10 claves para potenciar tu carrera profesional), más vale que pongas todo tu empeño en gestionar bien la relación con él.

Si tu jefe te critica, intenta ver la crítica como información valiosa sobre cómo mejorar, no como un ataque personal. Intenta separar tu yo personal de tu yo laboral. Pero si tras analizar la crítica piensas que tu jefe te ha criticado injustamente y consideras que es importante, practica la asertividad (ver artículo “Asertividad: 8 pasos para la gestión de conflictos”) y  plantéate cuál es la mejor manera de exponerle tus preocupaciones sin enfrentarte a tu jefe.  Si decides enfrentarte a él, normalmente tienes grandes posibilidades de perder, a no ser que estés blindado y con un as en la manga.

Como en toda relación debe haber un respeto, pero esto no significa servilismo, ni humillación, ni conformismo. Ahora bien, si tras intentar gestionar la situación no somos capaces de enderezarla y se vuelve inviable y el jefe es inaguantable, asegurémonos que objetivamente estamos en lo correcto y, si esto es así, solo existe una solución, dejar ese equipo/trabajo y buscar otros lugares donde podamos encontrarnos más cómodos.

A continuación te propongo una serie de puntos para facilitar tu relación con tu jefe. Anímate y completa la lista con aquellos puntos que  eches en falta.

  1. Aclara las expectativas de cada uno
  2. Invierte en la relación
  3. Analízale. Asegúrate que conoces sus puntos fuertes y sus puntos débiles.
  4. Mantente en círculo del jefe, para que lo que hacemos sea conocido.
  5. Identifica claramente sus prioridades. Hay que averiguar lo que le ocupa y preocupa, para sintonizar con ellas.
  6. Adáptate a su estilo de trabajo.
  7. Descubre en que temas y problemas anda metido.
  8. Di no con criterio. Debes posicionarte como una persona que aporta valor, no un simple ejecutor, un pelota o transmisor de órdenes
  9. Evita pedirle ayuda en ocasiones sin importancia, solo cuando la ocasión lo requiera
  10. Aporta soluciones y no problemas.
  11. Convierte en el asesor de tu jefe
  12. Mantenle informado.